miércoles, 15 de octubre de 2008

¡Me siento tantas cosas!


"Como los vientos vaga, corre y gira..."

No es nada especial, seguramente no lo es, pero asi me siento. Como el viento que no descansa y permanece siempre a nuestro alrededor, que nos rodea y nos envuelve, que nos despeina o nos calma. Como el viento de otoño que oimos gemir detrás de la ventana, como el viento de invierno que arrasa nuestras mejillas de frío, como el viento de primavera que empuja la vida, como el viento de verano que calienta nuestros rostros y nuestras manos...
Me siento como árbol en otoño que muda el color y pierde sus hojas para aguantar el crudo invierno, como árbol en primavera que renace a la vida y brota seguro en sus raíces y sus ramas para sentir la caricia del sol de verano hasta las entrañas
Me siento como gusano de seda que crea su capullo para ser mariposa de un día o dos.
¡Me siento tantas cosas!
A veces me gustaría ser capaz de no sentir... o de sentir poco. Pasar por la vida en línea horizontal. Una vida ajustada, programada, calculada, estudiada. Pero no hay manera. Realmente soy como el diagrama que sube y baja de una crisis anunciada. No se calcular, no puedo programar, me falta saber ajustar...
Y, qué os voy a decir, si es que realmente me gusta ser así. No lo puedo evitar. Necesito el toque de lo insólito, de lo inesperado, de lo asombroso.
Medio siglo deslizando mis pies por la vida y todavía sigo esperando que puedo encontrar al doblar un recodo... ¿No comprendeis que todavía me asombra la luz de las estrellas? ¿No os dais cuenta de que todavía me paro para contemplar la pequeña margarita que crece entre el cemento de la calle? ¿No veis que todavía me va la vida detrás de los caminos de plata sobre la mar? ¿No sabeis acaso que aún busco mi vida en la mirada de unos ojos que aún no me miran?

Hoy os digo adiós con un poema de Alfonsina Storni. Hay quien encuentra este poema triste y cargado de desdicha y soledad. Yo no lo siento así, lo siento como una búsqueda constante de algo que te pueda llenar.


Alma desnuda
Soy un alma desnuda en estos versos,
Alma desnuda que angustiada y sola
Va dejando sus pétalos dispersos.
Alma que puede ser una amapola,
Que puede ser un lirio, una violeta,
Un peñasco, una selva y una ola.
Alma que como el viento vaga inquieta
Y ruge cuando está sobre los mares,
Y duerme dulcemente en una grieta.
Alma que adora sobre sus altares,
Dioses que no se bajan a cegarla;
Alma que no conoce valladares.
Alma que fuera fácil dominarla
Con sólo un corazón que se partiera
Para en su sangre cálida regarla.
Alma que cuando está en la primavera
Dice al invierno que demora: vuelve,
Caiga tu nieve sobre la pradera.
Alma que cuando nieva se disuelve
En tristezas, clamando por las rosas
con que la primavera nos envuelve.
Alma que a ratos suelta mariposas
A campo abierto, sin fijar distancia,
Y les dice: libad sobre las cosas.
Alma que ha de morir de una fragancia
De un suspiro, de un verso en que se ruega,
Sin perder, a poderlo, su elegancia.
Alma que nada sabe y todo niega
Y negando lo bueno el bien propicia
Porque es negando como más se entrega.
Alma que suele haber como delicia
Palpar las almas, despreciar la huella,
Y sentir en la mano una caricia.
Alma que siempre disconforme de ella,
Como los vientos vaga, corre y gira;
Alma que sangra y sin cesar delira
Por ser el buque en marcha de la estrella.
//

2 comentarios:

Pais Vasco-Ibasque dijo...

Alfonsina y la mar, tu mar:

YO EN EL FONDO DEL MAR

En el fondo del mar
hay una casa de cristal.

A una avenida
de madréporas
da.

Un gran pez de oro,
a las cinco,
me viene a saludar.

Me trae
un rojo ramo
de flores de coral.

Duermo en una cama
un poco más azul
que el mar.

Un pulpo
me hace guiños
a través del cristal.
En el bosque verde
que me circunda
—din don... din dan—
se balancean y cantan
las sirenas
de nácar verdemar.

Y sobre mi cabeza
arden, en el crepúsculo,
las erizadas puntas del mar

webmaster tmarin dijo...

un saludo María desde Argentina...
y oye que mantener esa ilusión y esa forma de sorprenderse y esperar es maravilloso...no cambies querida Maria.
Un abrazo
Tere Marin