domingo, 23 de marzo de 2008

A Coruña


Nací en A Coruña y no puedo vivir separada de mi ciudad. Aunque alguna vez esté fuera, siempre tengo que saber que voy a volver a ella. Si de alguien estoy realmente enamorada, es de A Coruña, a la par que de toda mi tierra, Galicia.
Galicia mágica, Galicia ensoñadora, Galicia llena de saudades, de morriñas. Galicia verde y Galicia azul. Galicia marinera y Galicia campesina.....
El ser gallego es algo que en mi familia se cultivó siempre con mimo y esmero. Recorrí las Rías Altas y las Bajas con mi padres siendo todavía adolescente, en aquél Renault 4L azul que tenía mi padre, el único que siempre tuvo y que le duró hasta su jubilación; nunca quiso otro. Sentada en ese coche recorrí mi tierra, me empapé de ella y dejé que se adueñara para siempre de mi corazón.
Hubo un tiempo que decir "gallego" era sinónimo de incultura para el resto de España, sobre todo en la zona centro. Hay una zarzuela, "Agua, azucarillos y aguardiente", en que se oye como un niño insulta a otro llamándole "tío gallego". ¡Qué pobreza de conocimiento! Ya escribía Rosalía de Castro :
"Din que na nobre Castilla
así ós galegos se trata,
mais debe saber Castilla
que de tan grande se alaba,
que sempre a soberbia torpe
foi filla de almas bastardas"....
Galicia estuvo siempre abierta al mundo, es tierra de grandes librepensadores, poetas y escritores.
Pero, sobre todo, Galicia es mágica, profundamente mágica, con esa magia que solo puede imprimir un paisaje bravo, duro, escarpado; una magia impresa en su carácter desde sus orígenes celtas.
Tesoros escondidos, cruces de caminos, el culto al fuego, a la luna, la santa compaña, meigas, duendes, trasgos... La retranca y la sorna, una de las mejores armas dialécticas, usadas como arma de doble filo cuando era la única defensa posible y que si no eres gallego, puedes entender.... o no.
A Coruña nació y creció en una pequeña península, por eso está rodeada de mar y quizá sea ésto lo que le imprime un carácter distinto, alegre, jovial, abierto, franco, libre.
En su Ciudad Vieja, con sus calles de piedra, sus iglesias, conventos, plazas, me pierdo durante tardes o mañanas enteras; tengo mis lugares favoritos de parada obligatoria: la Plazuela de las Bárbaras, con el convento de las Clarisas y su capilla, donde a las seis de la tarde, por ejemplo, se las oye cantar sus oraciones y a donde se llevan las docenas de huevos si quieres que el día de tu boda no llueva; en el medio de la plaza hay un cruceiro con tres escalinatas y en ellas me siento a fumar tranquilamente un cigarro mientras miro las celosías del convento. La Plaza de Azcárraga, antes conocida como la Plaza de la Harina, y rodeándola un grupo de árboles centenarios que forman con sus copas una de las mas hermosas cúpulas que cualquier artista quisiera crear; sentarme en uno de sus bancos de piedra es otra parada obligatoria. La Iglesia de Santiago, románico puro, austera, casi sin adorno alguno, con su altar de plata presidiendo todo el espacio, silenciosa; la mejor parada para pensar, recapacitar, meditar. El Jardín de S. Carlos, amurallado, con la tumba del Gral. Sir Jhon Moore en el centro y el Archivo del Reino de Galicia en un costado, rodeada también de enormes y gruesos árboles igualmente centenarios, con su mirador al puerto, desde donde también se pueden contemplar el Castillo de S. Antón y algunos de los restos de la antigua muralla con sus cañones de defensa....
El Paseo Marítimo nos permite bordear toda la ciudad junto al mar. La ensenada de Riazor es un espectáculo maravilloso, tanto de día como de noche, cuando todas las luces se reflejan en la mar. Los días de tormenta el espectáculo es único. Como único es nuestro faro, el símbolo de nuestra ciudad, La Torre de Hércules, candidata oficial de España para ser declarada Patrimonio de la Humanidad; cuando estoy fuera de aquí, su sola mención me llena los ojos de lágrimas y cuando vuelvo, ella es lo primero que tengo que ver.
En el mapa de Google de A Coruña podéis apreciar la ciudad. Si os situáis en la Torre de Hércules, vais bajando siguiendo el Paseo Marítimo, hacia la izda de la pantalla de vuestro ordenador y primero os encontráis con una pequeña playa al fondo del acantilado, protegida por él, la playa de las Amorosas, continuáis y aparecerá la playa del Matadero, la Plaza de los Surfistas, la Playa del Orzán, el Rompeolas y la Playa de Riazor; enfrente nací y viví casi siempre. También veréis el estadio de Riazor. Y continuando, el Milenium, el Monte de S. Pedro, desde donde hay unas vistas únicas de la ciudad y la costa... Bajando por el otro lado de la Torre de Hércules y continuando igualmente por el Paseo Marítimo, os encontráis otra pequeña playa, la de S. Amaro, después veréis el cementerio de S. Amaro, seguís el Paseo y veréis el Dique de Abrigo, el Castillo de S. Antón y el Puerto. Podréis intuir un montón de plazas, jardines y zonas ajardinadas.
Suelen decirme que soy una buena guía turística de A Coruña, quizá porque la muestro desde el corazón.