martes, 11 de marzo de 2008

¿Quiero y no puedo o astenia primaveral?


¿No habéis sentido nunca la sensación de "quiero y no puedo"?
Ah, pues es algo curioso el "quiero y no puedo"
Analicemos la frasecita....
Pensemos que queremos ir a tomar un café, por ejemplo. Una cosa bien sencilla ¿no? Porque uno quiere tomarse ese café, quiere lo que conlleva tomarse el café, o sea, ir a la cafetería y de paso dar un paseo. Está claro que eso es lo que uno quiere, lo que le pide el cuerpo... Pero ahora viene la segunda parte: "no puedo" ¿Por qué no puedo? Aquí hay varias y variopintas posibilidades. "No puedo" porque me duele la cabeza, o el estómago, o una pierna. "No puedo" porque miro la cartera y voy demasiado justo de dinero. "No puedo" porque..... Ah, aquí empieza el problema. Los dos primeros "no puedo" son claros y contundentes, no hay vuelta de hoja, salvo que no te importe aguantar el dolor o tengas en la cabeza que alguien te invite. Pero el tercero ya no está tan claro, ahí ya te pierdes porque ni tú mismo te aclaras...
Veamos, sabemos que queremos ir a la cafetería, que queremos dar ese paseo y tomarnos el dichoso café. Eso lo tenemos claro. Y supongamos que es por la tarde (para situarnos mejor). Estás sentada en el sofá pensando en salir a la cafetería, sabes que te tienes que arreglar un poco, por lo menos peinarte los pelos de loca que se te han puesto durante el resto del día; bueno, un poco de rimel también, vale, si, y hasta un toquecillo en los labios; no mas, te dices; y calzarte, que no vas a salir en zapatillas, claro; vale, también tendrás que cambiarte el jersey, que no vas a salir con esa piltrafilla de andar por casa y, claro, entonces también tendrás que cambiarte el pantalón porque no te pega ni con cola con el jersey que estás pensando. Bah, cinco minutos, en cinco minutos estoy lista, te dices y realmente sería verdad....si de una vez te levantaras del sofá. Pero sigues sentada con la TV puesta. Lo que están echando es una memez por variar y te pones a hacer zaping, al mismo tiempo que piensas que mejor es salir a tomarte ese café que quieres tomarte, y te quedas enganchada mirando cuando alguien dice "Victorio y Luccino dicen que ellos no le regalarían el traje de novia a Belén Esteban"... Y cuando llevas unos minutos contemplando la pantalla, te das cuenta de que no te has enterado de nada porque te importa un pimiento. Vuelves a pensar en largarte a la cafetería...y vuelves a hacer zaping. Casi sin darte cuenta miras el reloj y dices "¡pero si son mas de las nueve!"................... Y entonces ya lo tienes claro: No vas a tomar el café... Y es que en ese momento ya te convences de que es demasiado tarde para salir y que no te merece la pena y que mejor te lo tomas en casa y que todavía mejor hubieras empezado por ahí.....
Este es un ejemplo, solo un ejemplo y de los sencillitos.
Ahora vamos a complicar mas las cosas.
Imaginemos : Dispones de tiempo suficiente al día y puedes hacer un montón de cosas. Y tú quieres hacerlas, es más, llevas pensando mucho tiempo que ya va siendo hora de que hagas cosas que siempre te apetecieron hacer y ahora ha llegado el momento. Quieres hacerlas, deseas hacerlas, te pide el cuerpo hacerlas (aquí tengo mis dudas ¿es el cuerpo entero el que te lo pide o solo el corazón o la cabeza?). Y empieza el problema. Y el problema es serio, no os creáis!!... Pongamos otro ejemplo: quieres hacerte socia de la biblioteca para disponer de todos los libros que quieras para leer. Vale, el primer paso lo das, seguro: te haces socia de la biblioteca. Hala, ya estás de vuelta en casa con tu carné y toda satisfecha ¡cuánto libro tienes ahora para poder leer!... Pero.... Ya ha pasado un mes desde que te hiciste socia y no has vuelto por la biblioteca. Y eso te crea una angustia cuando lo piensas: ¿pero qué es lo que me pasa que ahora que puedo leer lo que quiera, no lo hago y además parece que no puedo hacerlo? Angustia, produce angustia. Aquí también hay diversos factores que pueden influir en el "no puedo" de esta situación.
Analicemos de nuevo:
Te has hecho socia de la biblioteca y ya llevas un mes con el carné guardado en la cartera. Pero resulta que no eres capaz de salir de casa e ir a buscar un libro. De repente parece que no puedes hacerlo. ¿Por qué? Vale, supongamos que vas un día ¿y resulta que te encuentras que han informatizado la biblioteca! y para mirar un libro primero te tienes que meter en el ordenador y rebuscar, cuando lo que realmente a tí te gusta es rebuscar, si, pero entre los libros directamente. Y entonces pueden ocurrir dos cosas: que te aplaste tanta informatización y, por consiguiente (parezco Felipe González), no te encuentres con fuerzas de intentarlo otra vez. O sea, que te vuelves a casa sin el consabido libro que querías leer. Y entonces te entra como una decrepitud por dentro, algo que te hace sentir hasta demasiado mayor para andar con tanta tontería de ir de casa a la biblioteca y viceversa. Ya, ya se que una no quiere sentirse así, por supuesto; incluso te convences a tí misma que lo que pasa es que te duele la cabeza o el estómago o la pierna y que por eso no puedes salir. Y que si, que vale, que realmente te duele la cabeza o el estómago o la pierna, pero que resulta que tú misma tienes la sensación de que no es eso, de que hay algo mas.
Vamos haber, mujer, ¿qué es eso de que "no puedes", qué no eres capaz, qué no estás bien?
Pues no, resulta que no estás bien. De repente, te das cuenta de que realmente no estás bien y sabes que no lo estás porque tú nunca te sentiste así, porque tú siempre hacías lo que te apetecía y cuando te apetecía. Y ahora te apetece, pero no lo haces. Es evidente, no estás bien.
Y ahora que sabes que no estás bien, pueden ocurrir mas cosas. Puede ocurrir que te quedes pasmada pensando lo mal qué estás o que te de por pensar por qué demonios no estás bien y ésto suele ser lo peor de todo, porque te hace fijar en cosas estúpidas y sin sentido alguno y que ahora te parecen importantísimas y hasta tremendamente profundas y cruciales en tu vida; y también puede ocurrir que pienses que deberías ir al médico, pero que al mismo tiempo pienses igualmente que para qué demonios vas a ir....
Y pueden ocurrir mas cosas entonces: que no vayas al médico o que vayas. Si no vas, cada día te encuentras peor, vaya, que ya es que parece que te observas con lupa y debajo de ella, de la lupa, claro, no ves nada mas que problemas y problemas y mas problemas. Si vas al médico, él decide que tienes una depresión y que tienes que tomar tal y cual pastilla. Y entonces ocurren dos cosas: si no las tomas, hasta te entra remordimiento porque piensas que en el fondo no quieres ponerte bien y este pensamiento aún te hace sentir peor; si las tomas ¡zas! te has convertido por arte de magia en una pastillera ¡toma ya!....
Y, de repente, un día, un amigo te manda un correo en el que mas o menos pone: "qué pase pronto la semana que me invade la astenia primaveral!!!!!!!!!!!!!!!!"...... (te sonará, Juanlas)
AAAAAAAAAHHHHHH..... ¡¡Astenia primaveral!!......... ¡Y tú que no te acordabas de ella!.... Y ahora ya lo tienes todo claro.............. O eso te crees......
Y es que, amig@s mí@s, esto del "quiero y no puedo" abre profundas reflexiones sobre el comportamiento humano, mas que nada sobre el comportamiento de la mente humana. Pero lo verdaderamente cierto, es que el famoso "quiero y no puedo" es una situación que te hace sentir como una Cenicienta de la vida, porque pocos lo comprenden y muchos menos lo admiten...hasta que les pasa a ellos.