jueves, 10 de abril de 2008

Breve historia del Tibet


Con los Juegos Olímpicos a las puertas, el “tema” del Tibet vuelve a surgir con fuerza. Las conciencias han vuelto a despertar a la par que la nueva sublevación de la población tibetana encabezada por sus monjes y duramente reprimida, de nuevo, por el gobierno de la República Popular China (RPC).

Hay quizá quien todavía tenga dudas sobre la realidad de este país. Aclaremos esas dudas con un breve repaso por su historia, una historia que comienza hace mas de 2000 años.

Tengamos siempre en la mente, al mismo tiempo, que todos los actuales países del mundo, en un grado u otro y en un momento u otro de su existencia, han sufrido (y algunos todavía sufren) la invasión, el dominio y la influencia de otras culturas. No necesitamos ir muy lejos para recordar que España fue invadida por Roma, vándalos, alanos, suevos, árabes….. Este dominio e influencia no constituye en si ninguna supremacía futura sobre dichos territorios. Según el derecho internacional, o sea, a título legal, el uso o la amenaza de la fuerza, la imposición de un tratado desigual o la ocupación continuada de un país, no otorga nunca al invasor un título legal sobre el territorio. China reconoce esto, pero no lo cumple. Podemos hacer referencia a otros casos que están ocurriendo en la actualidad (mencionemos a Palestina, por ejemplo), pero ahora y aquí nos ocupa la cuestión del Tibet.

Como iremos viendo, la historia del Tibet es la historia de un país libre, sujeto en momentos breves de su historia a un cierto grado de influencia por parte de otros países. La mayor parte del mundo ha reconocido siempre al Tibet su libertad y estatus de nación libre. Así, delante de la Asamblea General de las Naciones Unidas, durante los debates sobre la cuestión del Tibet, el embajador de Irlanda dijo :

“….a lo largo de un par de milenios, Tibet fue tan libre….y mil veces mas libre para cuidarse de sus asuntos que cualquier otra nación aquí…”

Hablando de Europa, ningún país europeo ha sido tan escasamente invadido, tan escasamente ocupado o tan escasamente influenciado por otras culturas como lo ha sido el Tibet a lo largo de toda su historia. En el año 2003, durante la visita del primer ministro indio Vajpayee a China se emitió una declaración conjunta con el primer ministro chino Wen Jiabao en la que la India reconocía expresamente que “El Tibet es parte inalienable del territorio de la República Popular de China”. Fue entonces cuando el ex presidente chino, Jiang Zemin, dijo la siguiente frase:

“…el futuro de las relaciones entre los dos países mas poblados y las dos economías en desarrollo más importantes del mundo, es prometedor”

Llamo ahora a la reflexión sobre estas palabras. Nunca con tan poco se dijo tanto. Creo que estamos durmiendo mientras ellos despiertan.


La historia del Tibet comienza hace unos 2300 años, en que se creó una dinastía de 30 reyes que gobernaron hasta la aparición del primer rey budista en el siglo VII de nuestra era, cuando Songtsen Gampo (considerado hoy héroe nacional) unificó el territorio y estableció la capital en Lhasa, iniciándose la llamada “Edad Imperial”. De ello hablan los registros históricos de China, así como los tratados surgidos entonces entre China y el Tibet, firmados en un plano de total igualdad. Fue en esta época cuando las relaciones con los países circundantes, como Nepal y China, se desarrollaron, llegando a ser el Tibet el poder más fuerte al oeste de China. Se desarrolló la actividad agrícola y económica.

El rey Songtsen Gampo se casó con dos princesas, una china, fruto de una alianza matrimonial con la dinastía Tang, y otra hindú. Fue así como conoció el budismo. Este conocimiento del budismo fue lo que le impulsó a transformar la nación tibetana de un sistema feudo-militar a un imperio más pacífico. Envió estudiantes a la India para que aprendieran el sánscrito y poder traducir la vasta literatura budista al idioma tibetano. Bajo el mandato del rey Songtsen el Tibet alcanzó su zénit: unificó todos sus feudos, amplió sus fronteras y llegó a tener más de 40 millones de habitantes.

El hecho de que Songtsen se casara a través de una alianza con una princesa china de la dinastía Tang, es uno de los puntos a los que se recurre en China para intentar afirmar su soberanía sobre el Tibet.

A finales del siglo VIII , fue invitado al Tibet a impartir sus enseñanzas el maestro Padmasambhava (“nacido del loto”), conocido en el Tibet como el Guru Rinpoché (“maestro precioso”). Fue una época brillante, donde además del budismo, florecieron otras artes y ciencias, como las matemáticas, anatomía, neurología, política, arquitectura, poesía… Tras este período hubo otro de confusión por una revuelta en la familia real, haciendo que la dinastía se colapsara, la nación se fragmentara y el budismo fuera temporalmente perseguido, dado que la vieja tradición Bon se negaba a desaparecer, hecho que todavía perdura en la actualidad, puesto que aún hoy sigue impregnando el lamaísmo de prácticas chamánicas.

En el año 821, el Tibet firma uno de los primeros tratados de paz con China, fortaleciendo los vínculos entre ambas comunidades. A partir de ahí, se han ido sucediendo distintas etapas caracterizadas por la concordia y el conflicto. No hay que olvidar la situación geográfica y estratégica del Tibet, con una extensión de 1,2 millones de Km cuadrados que hacen frontera con India, Nepal, Bután y Birmania. Este es quizá el dato más importante que hay que tener siempre presente.

Entre los años 1042 y 1055 vivió en el Tibet el maestro Atisha. Durante este tiempo escribió “Una luz en el camino”, obra que supuso una de las mayores tradiciones espirituales del Budismo. En ella se enumeran las tres cualidades ideales que debe tener un autor de textos que persiga el conocimiento del Sabio: debe dominar las cinco materias del conocimiento, debe proteger las instrucciones para practicar el conocimiento budista transmitido sin interrupción desde el perfecto Buda y debe recibir permiso para redactar el texto a través de la visión de su deidad; con cualquiera de estas tres condiciones se puede escribir un texto; imaginemos entonces lo que podría hacer una persona que cumpliese las tres condiciones: ese es el ideal.

Con la presencia del maestro Atisha, la enseñanza y el conocimiento volvieron a florecer, se incrementó la construcción de nuevos monasterios, se acabó la traducción de los libros canónicos budista y empezaron a surgir textos propiamente tibetanos. Con el avance en la construcción de monasterios, las instituciones monásticas empezaron a primar sobre la nobleza, de tal forma que en el siglo XV aumentó el número de monjes por encima del de los militares.

En 1573 el Lama Sönam fue invitado a Mongolia y, debido a su sabiduría y erudición, el emperador Alta Khan le dio el título de Dalai (“maestro tan extenso como el océano”). El Tibet firmó un acuerdo con Mongolia mediante el cual recibía la protección de su emperador Alta Khan.

En el siglo XVII el Quinto Dalai Lama fue proclamado rey del Tibet. A él se debe la desmilitarización del país, consiguió que el emperador manchú garantizara la independencia del Tibet y que defendiera, a través de un protectorado, a las sociedades budistas desmilitarizadas, al mismo tiempo que el Dalai Lama se comprometía a ser el guía espiritual del emperador chino. Este acuerdo se conoce con el nombre de Cho-Yo (patrón dispuesto) y fue firmado en 1652 . Consiguió igualmente la pacificación y desmilitarización del pueblo mongol, lo que ha constituído una de las mayores transformaciones de la historia.

En 1720 los chinos de la dinastía manchú, aprovechando un momento de disensión entre los tibetanos y los mongoles, quisieron conquistar el Tibet. El ejército manchú entró en Lhasa para expulsar a los mongoles y aprovechó la ocasión para reorganizar la administración tibetana e imponer una “supervisión” imperial. En ese momento, también los oficiales británicos en la India intentaron asegurarse un enclave en la zona, sin lograr conseguirlo. Esta vez el Tibet corrió un serio peligro de caer bajo la órbita china, pero gracias a la desaparición de la dinastía Quian después de la muerte del emperador Quianlong en 1795, el Tibet volvió a recuperar su libertad. El Tibet mantuvo nuevos enfrentamientos, esta vez con Ladakh, en 1842 y con Nepal en 1858. En ninguno de estos dos enfrentamientos participaron los manchúes.

El XIII Dalai Lama (1876-1933) fue el que inició la modernización del Tibet. Pero a principios del siglo XX el coronel británico Younghusband forzó al gobierno tibetano a un tratado comercial con la India, por supuesto en beneficio de los intereses británicos, y metió sus tropas en 1904 en el Tibet con la excusa de una creciente influencia rusa. El Dalai Lama tuvo que huir a Mongolia y allí permaneció en el exilio hasta 1911. En 1906 los británicos firmaron un tratado con China por el que se concede a ésta la soberanía sobre el Tibet, a cambio de una fuerte compensación económica a los británicos, retirando éstos poco después sus tropas de todo el país. Pero en 1907 Inglaterra y Rusia firmaron un acuerdo de no-injerencia en los asuntos tibetanos. En 1910 el general chino Chao penetró fácilmente en el Tibet con la intención de anexionar el país a China, pero, a pesar de la gran violencia usada, no lo consiguió. El general Chao vuelve a China y es ejecutado por el líder nacionalista Yin Chiang-heng en 1912. Consiguen entonces los tibetanos expulsar a todos los chinos y en 1913 Tibet declara oficial y unilateralmente, su independencia, con el XIII Dalai Lama como dirigente del país. En 1914 se celebra en Simla una conferencia con la participación de los representantes de los gobiernos británico, chino y tibetano, donde alcanzaron un acuerdo sobre las relaciones mutuas y, en concreto, sobre las fronteras. Sin embargo, las tensiones entre China y Tibet continuaron siempre y en 1918 China intentó invadir el Tibet, aunque en septiembre del mismo año se llegó a una tregua gracias a la intervención británica. Entre 1931 y 1933 se mantuvo de nuevo la guerra chino-tibetana, teniendo que ceder el Tibet parte de su territorio. Pero a pesar de todo, el Tibet consiguió seguir manteniendo su independencia sin injerencias extranjeras hasta 1950.

A la muerte del XIII Dalai Lama hubo un regente temporal, el monje Reting Rinpoche, que resultó ser un autoritario gobernante, rompiendo sus votos monásticos y creando un gobierno corrupto. Sin embargo, gracias a él fue descubierta la décimo cuarta reencarnación del Dalai Lama, en 1937, cuando éste solo contaba dos años de edad.

El XIV Dalai Lama fue ordenado monje budista en febrero de 1940. En 1949 la recién creada República Popular China dijo que “iría al Tibet a liberarlo de los invasores extranjeros y devolverlo a la Tierra Madre”. Es curioso que se quisiera “liberar Tibet de los invasores extranjeros” cuando, en aquél momento, solo había 6 extranjeros en todo el país, pese a lo cual, Mao Tse Tung envió al Tibet 80.000 soldados. El 17 de Noviembre de 1950, a la edad de 16 años, el joven Dalai Lama tuvo que asumir el poder religioso y el temporal. Las tropas de la RPC entraron en Lhasa el 9 de septiembre de 1951.

El 10 de Marzo de 1959 hubo una espontánea manifestación pacífica y popular por la calles de Lhasa que pedía la independencia del Tibet (hay voces que dicen fue alentada por la CIA, lo cual no sería tampoco extraño). Fue brutalmente aplastada; se dice que murieron 87.000 tibetanos. El Dalai Lama, presionado por su pueblo que temía por su vida, tuvo que abandonar el Tibet, dirigiéndose disfrazado a la India, cuyo gobierno les cedió unas tierras al sur del país y donde actualmente viven unos 10.000 exiliados.

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Hasta aquí el breve retazo de la historia del Tibet, país siempre libre, con su idioma y cultura propia y ambicionado siempre por sus vecinos chinos, dada su estratégica situación geográfica. Podríamos hablar mucho mas sobre este hermoso país que luchó durante siglos para mantener su gobierno de no-violencia y no ingerencia, que supo mantenerse neutral durante la 2ª guerra mundial, pese a las presiones por parte de EEUU y de China, pero quizá eso sea motivo de otra entrada y otro debate.

No olvidemos jamás que estamos hablando de un país que lleva la libertad en sus propias raíces y como raíz de tan legendario árbol, siempre se mantendrá firme y no conseguirán arrancarlo.

Con profundo respeto y amor a la no-violencia, luchemos por un Tibet libre.





Pgnas. Web consultadas: www.paso.wanadoo.es
www.equinoxio.org
www.wikipendia.org
www.solotxt.brinkster.net